CABALA PARA TODOS
QUE SERÁ DE NUESTROS HIJOS
Una generación perdida de jóvenes, estas son las previsiones económicas debido a la pandemia. Una generación cuyo futuro laboral será incierto. ¿Qué podemos decirles a nuestros hijos nosotros los padres?
¡Nada que decir!. Porque nosotros, con nuestras propias manos, hemos construido la infraestructura para que nuestros hijos no tengan lugar en el mundo. Somos nosotros los padres los que creamos ese futuro incierto para nuestros propios hijos. Somos nosotros los padres los que fracasamos en la construcción de una sociedad basada en el apoyo y ayuda mutua, basada en los fundamentos del amor al prójimo y solo hemos logrado crear un mundo invertido basado en una competencia destructiva incesante, basado en la falta de comunicación entre todos los miembros de la sociedad. Nosotros, los miembros de esta humanidad, hemos creado para nuestros hijos una cultura donde el estándar es pensar en cómo explotar a todos en nuestro propio beneficio, sin importar qué.
En todos los demás niveles de la naturaleza hay reciprocidad y complementariedad sistémica entre lo inanimado, lo vegetativo y lo vivo. Cada nivel toma de la naturaleza solo lo que necesita para existir. Así es como la naturaleza desarrolla el maravilloso tejido de la vida. Solo el hombre rompe el flujo, con el ego aumentado el cual nunca se sacia.
El mejor consejo para la próxima generación es invertir en educarnos para tener una conexión adecuada entre las personas. El Ministerio de Educación y Cultura, el Ministerio de Salud y otros factores deberían movilizarse para una explicación amplia de que el futuro depende de una revolución de relaciones.
A diferencia de toda la historia humana, de ahora en adelante para tener éxito en la vida personal y social tendremos que educarnos a ser buenos con el prójimo. Esta es la base de un apego integral avanzado y de él dependerá todo lo demás, desde la salud hasta el sustento.
Cuanto antes comprendamos que la evolución requiere un cambio fundamental en las relación entre una persona y otra, más nos ahorraremos los dolores del crecimiento. Y la generación que ahora parece perdida ya no lo será, sino que por el contrario florecerá a un futuro pleno de amor y paz.
