La pregunta del millón “¿Qué es lo que nos hará felices?”.

QUIERO SER FELIZ ETERNAMENTE
QUIERO SER FELIZ ETERNAMENTE

“¿Quizás dinero?” “Si tengo dinero puedo volar por todo el mundo, comprar todo lo que quiera, controlar mi vida… En resumen, el dinero me hará feliz”. 

Muchos estudios publicados en los últimos años revelan un hecho sorprendente: una vez que ganamos la cantidad de dinero que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades básicas, el dinero ya no nos hace más felices. A partir de ese momento, otras variables juegan el papel central en la búsqueda de la felicidad.

“¿Qué pasa con el descanso?” ¿Si trabajamos menos y descansamos más conseguiremos la ansiada felicidad?

Para comenzar a descifrar la ecuación de la felicidad, dice la Cabalá, debemos entender una cosa clave acerca de nuestra naturaleza: todos queremos disfrutar.

“El deseo de recibir placer es toda la sustancia de la creación, desde su principio hasta su fin. Hasta que todo tipo de creaciones múltiples y sus ocurrencias no sean sólo lecciones y valores cambiantes del deseo de recibir”, escribe sobre esto el importante Cabalista del siglo XX, rabino Yehuda Ashlag.

Este deseo de divertirse, nos motiva a hacer de todo, hasta el punto de que no podemos relajarnos hasta conseguir lo que queremos. Y en cuanto el deseo se cumple – el placer se desvanece y volvemos a comenzar tratando de satisfacer un nuevo deseo

“En este mundo hay dos tragedias”, escribió una vez el escritor irlandés Oscar Wilde, “una es no conseguir lo que queremos y la otra es conseguirlo. Esta última es mucho peor. Es una verdadera tragedia”.

El propósito de la naturaleza es llevarnos a un sentimiento completo de felicidad eterna, dice Baal Hasulam, y agrega que existe una manera comprobada de lograrlo. Para experimentar la verdadera felicidad, explica, debemos cambiar el “lugar” donde recibimos el placer. En lugar de intentar disfrutar satisfaciendo nuestros propios deseos, deberíamos disfrutar dando a los demás.

¿Cómo funciona? Como una pareja de enamorados o una madre y sus hijos: cuando quiero darle placer a otra persona, y ella está dispuesta a recibir placer de mí sabiendo que al hacerlo me está dando placer, entramos en un círculo interminable de felicidad y placer mutuo. Y esto es exactamente lo que nos enseña la Cabalá. No en vano se la llama la “sabiduría de la Cabalá”, ( Cabala en hebreo – Recibir) cuya esencia, explican los cabalistas, es enseñarnos a recibir placer sin fin.

La felicidad ya está aquí, esperándonos a la vuelta de la esquina. Sólo tenemos que aprender a sentirlo.

 

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