CABALA PARA TODOS

ENFOQUEMOS NUESTRA SUERTE

 

APRENDAMOS A AMAR AL PRÓJIMO Y NUESTRA SUERTE CAMBIARÁ
APRENDAMOS A AMAR AL PRÓJIMO Y NUESTRA SUERTE CAMBIARÁ

Un poco de historia: según nos explica la cabala, el hombre por naturaleza es deseo de recibir placer, debido a esto, su ego no le permite cambiar fácilmente sus deseos y su ángulo de observación. Y Aquí viene el poder de la suerte.  La suerte que viene a ayudar a la persona a sentir y comprender la necesidad de un cambio. La suerte es un poder que ayuda a una persona a cambiar su actitud hacia lo que le está ocurriendo. La suerte hace que ese deseo egoísta de recibir placer a expensas de los demás gradualmente, lentamente se convierta en un deseo de dar y amar a los que nos rodean. A medida que la persona cambia su percepción de lo que le ocurre, comienza a ver y sentir un mundo cada vez mejor.

Este cambio nos puede sonar sobrenatural, un cuento de hadas y con razón. Después de todo, este es una reformulación de cómo deberían ser las relaciones humanas. Si es así, ¿cómo podemos prepararnos para un cambio de suerte para mejor? Según la sabiduría de la Cabalá, se puede llevar a la práctica si solo organizamos un entorno adecuado que promueva más valores de altruismo. Donde la persona recibe la suerte que le ayuda a progresar conscientemente, y poco a poco desarrolla más amor y entrega a los demás, una nueva actitud hacia sí misma y hacia los que lo rodean.

Durante la vida uno tiene la posibilidad de desarrollarse. El desarrollo interno del hombre desde el estado del amor propio egoísta se denomina en la cabala “este mundo”, un estado natural y normal desde el cual comenzamos a vivir nuestras vidas. Tenemos la posibilidad de evolucionar hacia nuestro estado ideal, con el objetivo de amar a los demás, usando el poder de la suerte. Este cambio de actitud, de sobreponernos a nuestros deseos de recibir placer, a nuestro ego, y comenzar a otorgar y amar al prójimo se llama en términos de cabala, “el mundo por venir”.

El desarrollo en el que una persona cambia la intención de recibir para sí a amar a los demás se llama transición de este mundo al siguiente.

En conclusión, el propósito de la vida es enseñarnos a amar.

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